domingo, septiembre 18, 2005

RETROTRACCIÓN III

Clavé la mirada en sus ojos verdes, humedecidos por el tenue caudal de lágrimas que nunca cayeron. Luego tomé su mano y sin apartar la mirada esperé el momento apropiado para hablar. ¿Qué más dulce que la ingenua pretensión de jurar amor eterno? La lluvia que golpeaba la ventana se detuvo para abrir paso a las palabras.

— ¿El amor es sacrificio?
—Sí.
— ¿Dar la vida por el otro?
—No hay duda.
— ¿Darías tu vida por mí?
—Tú sabes que lo haría cuantas veces fuera necesario —dijo ella—.

Sonreímos los dos, plácidamente. Tal vez yo más que ella, pues nunca sospeché que dar la vida (tal como ella lo entendió) era donar un riñón o hacer una transfusión de sangre en caso de accidente…


David Escandón V.

1 Comments:

At 9:04 p. m., Blogger - said...

me parece excelente encontrarmelo por acá :)

 

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